Maedhros llevo a cabo hazañas de insuperable valor, y los Orcos huian delante de su cara; porque desde el tormento padecido en Thangorodrim, ardia por dentro como una llama blanca, y era como uno que regresa de entre los muertos.
Asi, la gran fortaleza sobre la Colina de Himring no pudo ser tomada, y muchos de los mas valientes que quedaban aun, tanto del pueblo de Dorthonion como de las fronteras orientales, se juntaron alli para ir al encuentro de Maedhros; y durante un tiempo el cerro una vez mas el Paso de Aglon, de modo que los Orcos no pudieron penetrar en Beleriand por ese camino.
Pero abrumaron a los jinetes del pueblo de Fëanor en Lothlann, pues hacia alli marcho Glaurung, y paso por la Hondonada de Maglor, y destruyo todas las tierras entre los brazos del Gelion. Y los Orcos tomaron la fortaleza de las laderas occidentales del Monte Rerir y devastaron toda Thargelion, la tierra de Caranthir; y contaminaron el Lago Helevorn. De alli cruzaron el Gelion con fuego y terror y penetraron profundamente en Beleriand Oriental.
Llego entonces a Hithlum la nueva de la caída de Dorthonion y la derrota de los hijos de Finarfin y el exilio de los hijos de Fëanor, expulsados de sus tierras.
Fingolfin al encuentro de Morgoth
Entonces vio Fingolfin lo que era para el la ruina total de los Noldor, y la derrota de sus casas mas alla de toda recuperacion; y lleno de desesperacion y de furia, monto a Rochallor, su gran caballo, y cabalgo solo sin que nadie pudiera impedirselo.
Atraveso Dor—nu—Fauglith como un viento entre el polvo, y aquellos que alcanzaban a verlo pasar huian azorados, creyendo que habia llegado el mismo Oromë; porque corria dominado por una colera enloquecida, y los ojos le brillaban como los ojos de los Valar.
Asi pues, llego solo a las puertas de Angband, e hizo sonar su cuerno, y golpeo una vez mas las puertas de bronce, y desafio a Morgoth a un combate singular. Y Morgoth salio.
Esa fue la ultima vez durante esas guerras que Morgoth cruzo las puertas de su fortaleza, y se dice que no acepto el desafio de buen grado; porque aunque su poder era mayor que todas las cosas de este mundo, solo el entre los Valar conocia el miedo. Pero no podia negarse a aceptar el desafio delante de sus propios capitanes; pues la aguda musica del cuerno de Fingolfin resonaba en las rocas, y su voz llegaba penetrante y clara hasta las profundidades de Angband; y Fingolfin llamo a Morgoth cobarde y señor de esclavos.
Morgoth sale al encuentro con Fingolfin
Por lo tanto Morgoth salio, subiendo lentamente desde el trono profundo, y el sonido de sus pisadas era como un trueno bajo tierra. Y salio vestido con una armadura negra; y se erguia ante el Rey como una torre coronada de hierro y el vasto escudo, negro y sin blason, arrojaba una sombra de nubes tormentosas.
Pero Fingolfin brillaba debajo como una estrella; porque la cota de malla era de hilos de plata entretejidos, y en el escudo azul llevaba cristales incrustados; y desenvaino la espada, Ringil, que relucio como el hielo.
Entonces Morgoth esgrimio el Martillo de los Mundos Subterraneos, llamado Grond, lo alzo bruscamente, y lo hizo caer como un rayo de tormenta.
Morgoth empuña el martillo Grond mientras Fingolfin empuña a la espada Ringil
Pero Fingolfin salto a un lado, y Grond abrio un gran boquete en la tierra, de donde salian humo y fuego. Muchas veces intento Morgoth herirlo y otras tantas Fingolfin esquivo los golpes, como relampagos lanzados desde una nube oscura; e hirio a Morgoth con siete heridas, y siete veces lanzo Morgoth un grito de angustia, mientras los ejercitos de Angband caian de bruces consternados, y el eco de los gritos resonaba en las Tierras Septentrionales.
Pero por fin el Rey se fatigo, y Morgoth lo abatio con el escudo. Tres veces cayo el Rey de rodillas y tres veces se volvio a levantar con el escudo roto y el yelmo mellado. Pero la tierra estaba desgarrada en boquetes todo alrededor, y el Rey tropezo y cayo de espaldas ante los pies de Morgoth; y le puso Morgoth el pie izquierdo sobre el cuello, y el peso era como el de una montaña derrumbada. No obstante, en un ultimo y desesperado intento, Fingolfin golpeo con Ringil y rebano el pie, y la sangre mano negra y humeante y lleno los boquetes abiertos por Grond.
De este modo perecio Fingolfin, Rey Supremo de los Noldor, el mas orgulloso y valiente de los reyes Elfos de antaño. Los Orcos no se jactaron de ese duelo ante las puertas; ni tampoco lo cantan los Elfos, pues tienen una pena demasiado profunda. No obstante, la historia se recuerda todavia, porque Thorondor, Rey de las Aguilas, llevo la nueva a Gondolin y a Hithlum, a lo lejos.
Fingolfin y Morgoth en plena lucha
Y Morgoth levanto el cuerpo del Rey Elfo y lo quebro, y se lo habria arrojado a los lobos; pero Thorondor se precipito desde su nido en las cumbres de Crissaegrim, se lanzo sobre Morgoth y le desfiguro la cara. La embestida de las alas de Thorondor era como el ruido de los vientos de Manwë, y aferro el cuerpo con sus garras poderosas y elevandose de subito por sobre los dardos de los Orcos, se llevo al Rey consigo. Y lo puso sobre la cima de una montaña que daba desde el norte sobre el valle escondido de Gondolin; y Turgon construyo un alto tumulo de piedras sobre su padre.
Ningun Orco se aventuro luego a pasar por el monte de Fingolfin ni se atrevio a acercarse a la tumba, hasta que el destino de Gondolin se hubo cumplido, y la traicion aparecio entre los suyos. Morgoth renqueo siempre de un pie desde ese dia, y el dolor de las heridas no se le curo nunca y en la cara llevaba la cicatriz que Thorondor le habia hecho.
Grande fue el duelo en Hithlum cuando se supo la caida de Fingolfin, y Fingon, lleno de afliccion, se convirtio en señor de la casa de Fingolfin y el reino de los Noldor; pero a su joven hijo Ereinion (que se llamo luego Gil-galad) lo envio a los Puertos.
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