diumenge, 6 d’abril del 2008

La historia de Fingolfin (III)


Cuando Manwë oyo que camino habia seguido Melkor, le parecio evidente que se proponia escapar a sus viejas fortalezas al norte de la Tierra Media.
Melkor habia pasado en secreto alejandose hacia el sur. Porque era aun como uno de los Valar. Asi sin ser visto, llego por fin a la region oscura de Avathar.
Y alli, en Avathar, secreta y desconocida, Ungoliant habia construido su morada.

Los Eldar no sabian de donde venia ella; pero han dicho algunos que hace ya muchas edades descendio desde la oscuridad que esta mas alla de Arda, cuando Melkor miro por primera vez con envidia el Reino de Manwë, y que en el principio ella fue uno de aquellos que el corrompio para que lo sirvieran.
Pero ella habia renegado de su Amo en el deseo de convertirse en dueña de su propia codicia, apoderandose de todas las cosas para asi alimentar su propio vacio.

Vivia en una hondonada y habia tomado la forma de una araña monstruosa, tejiendo sus negras telas en una hendidura de las montañas. Alli absorbia toda la luz y la devolvia como una red oscura de asfixiante lobreguez, hasta que ya no le llegaba ninguna luz; y estaba Hambrienta.
Entonces vino Melkor a Avathar y la busco hasta encontrarla; y adopto nuevamente la forma que habia tenido como tirano de Utumno: un oscuro Señor, alto y terrible. Esta forma la conservo para siempre.

Melkor y Ungoliant discutieron la venganza que el habia planeado y Melkor le dijo:
—Haz lo que pido; si aun estas hambrienta cuando todo este consumado, te dare entonces lo que tu codicia exija. Si, con ambas manos—
Hizo esta promesa a la ligera, como siempre; y se reia en secreto. De esta manera el ladron mayor le tendio una trampa al ladron menor.

Entonces Melkor rio muy alto y se echo a correr saltando por las largas pendientes occidentales; y Ungoliant iba con el y la oscuridad los cubria.



Melkor y Ungoliant (click para ampliar)


En Valinor era entonces tiempo de festividad, como Melkor sabia bien.
Esta era la hora, y Manwë habia decretado una fiesta mas gloriosa que ninguna celebrada antes desde la llegada de los Eldar a Aman.
Asistieron los Vanyar, y asistieron los Noldor de Tirion, y acudieron juntos los Maiar, y los Valar lucian toda su belleza y majestad.

Fëanor habia venido por cierto, porque solo a el, Manwë le habia ordenado asistencia; pero Finwë no se presento, ni ningun otro de los Noldor de Formenos. Porque, dijo Finwë:
—En tanto dure el destierro impuesto a mi hijo, y no pueda presentarse en Tirion, me privo a mi mismo de la corona y no he de reunirme con mi pueblo.—

Y Fëanor llego vestido de fiesta y no llevaba ornamento alguno, ni plata, ni oro, ni gemas; y se nego a que los Valar y los Eldar contemplaran los Silmarils, y los dejo guardados en Formenos, en la camara de hierro.

No obstante, se encontro con Fingolfin ante el trono de Manwë y se reconcilio con el, de palabra; y Fingolfin no intento desenvainar la espada. Tendio la mano a Fingolfin diciendo:
—Tal como lo prometi, lo hago ahora. Salgo en tu descargo y no recuerdo ya ofensa alguna.
Entonces Fëanor le tomo la mano en silencio; pero Fingolfin dijo:

—Medio hermano por la sangre, hermano entero sere por el corazon. Tu conduciras y yo te seguire. Que ninguna querella nos divida.
—Te oigo —dijo Fëanor—. Asi sea.— Pero nadie sabia el posible significado de esas palabras.