dimarts, 25 de novembre del 2008

Termino la XXXVIII Olimpiada de Ajedrez en Dresde 2008

Se disputo durante las dos ultimas semanas y termino hoy. España partia como cabeza de serie numero 12, y finalizo 10, una posicion mas que digna. Lo mejor, el impecable torneo de Paco Vallejo con 7 victorias y cuatro empates en 11 partidas, lo que le valio la medalla de plata en el apartado individual.

Copio y pego la cronica de la ultima ronda, por Leontxo Garcia.
Lo mejor viene en el ultimo parrafo -a pesar de que a Leontxo no le guste, precisamente por ser el ultimo-.




Armenia triunfa, España cumple y Vallejo ilusiona


Aún con la cabeza caliente, Jordi Magem, el capitán de la selección española absoluta, no tenía claro si debía estar contento o triste inmediatamente después del 2-2 con el primer cabeza de serie. Visto desde fuera, es un gran resultado. Pero cuando uno ha estado al lado de los cuatro tableros, con posiciones favorables en tres de ellos (Vallejo, Illescas y San Segundo) durante horas, la sensación agridulce es inevitable. Quede para la historia que España rozó el triunfo contra los rusos más que nunca; que de haberlo conseguido hubiera sido quinta; y que si Paco Vallejo hubiese ganado una posición ganadora contra Péter Svídler, pentacampeón de Rusia, habría subido a lo más alto del podio individual; pero los apuros de tiempo le impidieron darse cuenta de que su posición era ganadora.

Cumplido ese deber con la historia, demos al César lo que es del César: esta vez, la selección española se ha metido entre las diez primeras de manera meritoria, ganando con claridad en la penúltima jornada a la Bulgaria de Topálov y Cheparínov (derrotados por Shírov y Vallejo, respectivamente) y empatando en la decisiva con la Rusia de Krámnik, Svídler, Grischuk y Jakovenko, nada menos. En el equipo ha habido mucho mejor ambiente que en Olimpiadas de las que preferiría olvidarme, y el 10º puesto es el tercer mejor resultado, tras Yereván 1996 (6º) y Buenos Aires 1978 (9º). Illescas (4 de 9 en el tercer tablero) y Jamrakúlov (2,5 de 6 en el cuarto) han rendido por debajo de su nivel, pero Vallejo ha compensado con creces. San Segundo (5 de 8 como suplente) se reafirma como un caso curioso: para no ser un profesional (ejerce como brillante ingeniero), sus resultados son excelentes. Y Shírov (7 de 10) ha estado magnífico en las dos últimas rondas; hoy ha aguantado muy bien con negras a Vladímir Krámnik tras elegir mal la variante de apertura.

Por cierto, me hubiera gustado ver cómo reaccionaban los árbitros si Krámnik llega unos segundos tarde en lugar de un minuto antes de la hora. Esta mañana (se jugaba a las 10.00) he sido testigo de líos de diversa índole. Por ejemplo, Erménkov (Palestina) llega con tiempo de sobra, deja la chaqueta en la silla y se va a buscar un bolígrafo. Cuando vuelve, han pasado unos segundos desde el gong inicial, y el árbitro de mesa le ha declarado perdedor por incomparecencia; se arma el lógico tifostio, los palestinos llaman al árbitro de zona, éste revoca la decisión y empieza la partida, con el consiguiente cabreo de los jamaicanos, quienes protestan al árbitro principal, el inefable singapureño Ignatius Leong. Éste recuerda lo que en la reunión de capitanes quedó muy claro: el jugador debe estar sentado ante su tablero cuando suena el gong; y declara perdedor a Erménkov. Hoy y otros días ha habido más casos parecidos, y mucho ojo porque, a partir del 1 de julio de 2009, esta norma se aplicará en todos los torneos de manera automática, salvo que el organizador estipule lo contrario en las bases. Caso muy distinto es el de Tkáchiev (Francia), gran ajedrecista y persona muy interesante cuya tendencia a la juerga le causa problemas como el de hoy: además de perder por incomparecencia, sus compatriotas no saben dónde está desde el domingo, salvo que le hayan encontrado mientras escribo esto.

Párrafo aparte para el magnífico señor Vallejo. Llevo ocho años, desde que fue campeón del mundo sub 18, esperando que nos dé una alegría tan grande como ésta; ganó el oro en el Europeo por naciones de Plóvdiv 2003, y la plata en el de Heraklión 2007, pero creo recordar que de manera menos brillante. Es la mejor actuación individual de un español en la historia de las Olimpiadas, si mis datos son correctos. Las medallas anteriores fueron: Bellón (plata, 4º tablero, 1978); Ochoa (bronce, 1º suplente, 1984); Romero (bronce, 3º, 2002); e Illescas (bronce, 3º, 2006). Aparte de que el menorquín ha terminado invicto jugando todas las partidas (siete victorias, cuatro empates), es probable que aparezca en la próxima lista por encima de los 2.700 puntos Elo. Sin duda, es una gran inyección de moral para él, sobre todo si mantiene el nivel durante su muy apretado calendario hasta marzo: analista de Topálov en el torneo de Nankín (China), partidas de la Bundesliga, Pamplona, torneo B de Corus-Wijk aan Zee (Holanda), analista de Topálov en el duelo contra Kamsky, y Campeonato de Europa Individual, si no se me olvida algo. Si es capaz de aguantar todo eso sin bajar de 2.700, tendría que plantearse su entrenamiento con mucha seriedad, para que sea tan duro como el de los diez mejores del mundo. Conviene recordar ahora, aunque ya lo he contado varias veces, que Kaspárov, Anand y Topálov coinciden: “Si Vallejo trabajase duramente, podría estar entre los cinco mejores del mundo”.

De los bicampeones armenios y su tremendo e inquebrantable espíritu de equipo (eran los novenos en el escalafón inicial; España, 11ª) ya lo he dicho casi todo en días y años anteriores. Su triunfo, bendecido por el presidente del Gobierno de su país (quien también preside la federación de ajedrez), desplazado expresamente a Dresde para la última ronda, es inobjetable, y muchos harían bien en copiar sus métodos de preparación y cohesión. Al mirar la tabla final llama la atención, aparte del fracaso de Rusia, la presencia de Vietnam en el 9º puesto, pero los vietnamitas llevan muchos años invirtiendo dinero y trabajo en sus jóvenes promesas. Más sorprendente aún es que ni Rusia ni China suban al podio femenino, para beneficio de las tradicionales georgianas, pero quizá sea una circunstancia casual porque no veo ninguna razón de fondo para explicarlo, salvo la relajación de Kosteniuk (4 de 8) dos meses después de lograr la corona mundial frente a la prodigiosa china Yifán Hou, de 14 años, bronce individual aquí con 7,5 de 11. Las españolas, capitaneadas por Javier Moreno, en un puesto normal para su posición inicial (23 y 22), podrían haber ido bastante arriba si Natalia Parés (4 de 9) y Mayrelis Delgado (2,5 de 7) hubiesen apretado un poco más, dado que las otras tres merecen un notable: Mónica Calzetta (6 de 9 en el primer tablero); Sabrina Vega (6,5 de 10 en el tercero) y Patricia Llaneza (5,5 de 9 como suplente).

Mención especial para un español con doble nacionalidad, Zenón Franco, cuyos estupendos 7,5 de 9 en el segundo han llevado a Paraguay 16 puestos más arriba (48º) de lo esperado (64º). Y otra para una veterana y adorable residente en Fuengirola, la sueca Pía Cramling, con 8 de 9 en el primer tablero.

Y así llego al párrafo que menos me gusta, el último de una Olimpiada donde, por mucho que trabajes, siempre te lo pasas muy bien. Yo les recomendaría que, si pueden, no duden en ir a todas, pero tengo cierta reserva sobre la siguiente, en Janti Mansisk (Siberia), por la lejanía, por el frío, que puede llegar a -50º, y por una especie de mosquitos criminales. Pero me he informado: probablemente será en septiembre, de 2010, con poco frío y sin mosquitos. Allí no habrá salchichas ni cerveza excepcionales, aunque el maridaje del salmón con el vodka tampoco está nada mal. Pero habrá, segurísimo, algo maravilloso: más de 2.000 ajedrecistas de todos los orígenes, colores y religiones imaginables practicando de manera natural y sin problemas lo que ahora se ha dado en llamar la “Alianza de Civilizaciones” (más correcto sería “de culturas”) que algunos listos, como Bush y Aznar, dicen que es imposible. Pues mire usted (como diría el segundo de ellos) no sólo es posible, sino que existe desde hace doce siglos, cuando los musulmanes introdujeron en España, contagiándola a judíos y cristianos, esta pasión colectiva que he compartido con ustedes a través de Chess Base, bajo la siempre eficaz dirección de Nadja Woisin. Afortunadamente, el circuito del ajedrez profesional da de sí lo suficiente para mantenerme siempre cerca de mis lectores y escuchantes. Pero, de todos modos, ¡nos vemos en Siberia!

Leontxo García