Muchos se habian perdido en el largo camino, y no quedaban ahora bastantes como para transportar a la numerosa hueste; pero nadie estaba dispuesto a quedarse en la costa occidental mientras otros eran llevados primero: ya el miedo de la traicion habia despertado entre los Noldor.
Por tanto, Fëanor y sus hijos tomaron la decision de apoderarse de todos los barcos y de partir sin demora; porque habian retenido el dominio de la flota desde la batalla del Puerto, y esta estaba tripulada solo por aquellos que habian luchado en ella, y que estaban sometidos a Fëanor.
Y como si hubiera acudido a una llamada, un viento soplo del noroeste, y Fëanor se deslizo en secreto con todos los que consideraba heles, y se embarco con ellos y se hizo a la mar dejando a Fingolfin en Araman.
Y como el mar era alli estrecho, navegando hacia el este y algo hacia el sur, avanzo sin pausa, y fue el primero entre los Noldor en poner pie una vez mas en las costas de la Tierra Media; y el desembarco de Fëanor ocurrio en la desembocadura del estuario llamado Drengist que se adelantaba hacia Dorlomin.
Pero cuando hubieron desembarcado, Maedhros, el mayor de los hijos de Fëanor, y en un tiempo amigo de Fingon antes de que se interpusieran entre ellos las mentiras de Morgoth, le hablo a Fëanor diciendo:
—Ahora ¿de que barcos y remeros dispondras para la vuelta, y a quien traeran de alli primero? ¿A Fingon el Valiente?
Entonces Fëanor rio con malignidad y replico gritando:
—¡Ningun barco y ningun remero! Lo que he dejado atras no lo considero una perdida; ha sido una carga innecesaria en el camino. ¡Que quienes han maldecido mi nombre lo maldigan aun, y que sus plañidos les abran el camino de vuelta a las jaulas de los Valar! ¡Que se quemen las naves!—
Entonces Maedhros se aparto, pero Fëanor hizo que se prendiera fuego a las blancas naves de los Teleri.
Asi pues, en ese lugar que se llamo Losgar, en la desembocadura del Estuario de Drengist, acabaron los navios mas hermosos que nunca hayan surcado el mar, en una gran hoguera, fulgurante y terrible.
Y Fingolfin y su pueblo vieron la luz desde lejos, roja bajo las nubes; y supieron que habian sido traicionados. Estos fueron los primeros frutos de la Matanza de Alqualondë y del Hado de los Noldor.
Entonces Fingolfin, al ver que Fëanor lo abandonaba, para que pereciese en Araman o regresara avergonzado a Valinor, se lleno de amargura; pero ahora deseaba como nunca llegar de algun modo a la Tierra Media y volver a encontrarse con Fëanor.
Y el y sus huestes erraron afligidos mucho tiempo, pero sintiendo que el valor y la resistencia se les acrecentaban con las penurias; porque eran un pueblo poderoso, los primeros hijos inmortales de Eru Ilúvatar, aunque recién llegados del Reino Bendecido y no sujetos todavia a las fatigas de la Tierra.
El fuego de la juventud ardia en ellos, y conducidos por Fingolfin y sus hijos, y por Finrod y Galadriel, se atrevieron a penetrar en lo mas crudo del norte; y al no hallar otro camino enfrentaron por fin el terror del Helcaraxë y las crueles montañas de hielo.
Las huestes de Fingolfin cruzando Helcaraxë
Pocas de las hazañas que con posterioridad llevaron a cabo los Noldor superaron en penuria o dolor esa desesperada travesia.
Alli se perdio Elenwë la esposa de Turgon, y muchos otros tambien perecieron; y fue con huestes disminuidas que Fingolfin piso por ultimo las Tierras Exteriores. Poco amor por Fëanor y sus hijos sentían los que marcharon detras de el, y soplaron sus trompetas en la Tierra Media cuando por primera vez se elevo la Luna.
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