dimarts, 25 d’octubre del 2011

La flaqueza del coronel Tall, por Adrián Massanet

A razón del último post publicado, tuve una conversación via twitter con Adrián Massanet. A él lo "conocí" en Blog de Cine, en el cual escribía hasta hace poco, y donde dejó una seria huella, bien lo saben los asiduos a ese blog. Ahora lo podemos leer aquí.

Encontramos algunas diferencias en cuanto a la percepción del personaje, aunque yo creo que también muchas similitudes. La cosa acabó derivando a lo que viene ser el post de hoy, una visión general de Adrián en forma de texto sobre el personaje del coronel Tall. Para mi es una satisfacción que aceptara escribir y publicarlo aquí, humilde blog de carácter muy personal, como bien sabeis. Satisfacción porque Adrián es una persona que escribe, para mi gusto, muy y muy bien, así como el hecho de disponer de una elevada capacidad de reflexión, si cabe, mas admirable aún.

Gracias Adrián.

La flaqueza del coronel Tall

De entre los numerosos personajes de 'La delgada línea roja' ('The Thin Red Line', Terrence Malick, 1998), el más oscuro y aterrador es, con muchísima diferencia, el que interpreta Nick Nolte con toda la potencia de su eminente talento. Este actor superdotado da vida al coronel Tall, que viene a ser lo más parecido a un demonio en las imágenes de la película, mientra que el capitán Staros (el siempre fabuloso Elias Koteas) supondría su némesis, el ángel de la película, el que se sacrifica por los demás, el que antepone las vidas de sus soldados a sus medallas como oficial. Tall no piensa más que en sí mismo.
Malick lo dibuja como un oficial de mediana edad que se ve ante la última oportunidad de su carrera para lograr algo grande (en su concepto de grandiosidad, claro), haciendo lo que sea necesario, sin el menor escrúpulo, para alcanzar la victoria en el importantísimo enclave bélico de Guadalcanal, que decidiría el futuro de la primacía en el Pacífico durante la II Guerra Mundial. En su ambición desmesurada se revela como un táctico incapaz de escuchar a su capitán y dispuesto a ofrecer una gran batalla en cambo abierto, donde sabe que muchos de sus hombres serán masacrados por las ametralladoras japonesas, muy bien dispuestas a lo largo de las colinas. Lo de menos son las bajas. Lo crucial es hacerse con los méritos y aplastar al enemigo.
Como otros personajes, escuchamos su voz interior (muy diferente de una “voz en off” convencional, que se emplea muchas veces para narrar los acontecimientos), que habla de cuestiones muy diferentes a las esperadas: su búsqueda de amor, su sentimiento de soledad y abandono, su sentimiento de culpa, su laberinto emocional interior. Luego, cuando habla, quiere impresionar sobre su erudición en griego o sobre su supuesta inteligencia psicológica cuando decide malgastar las baterías de artilleros para dar relativos ánimos a sus tropas y aún más relativos desánimos a sus enemigos. No dudará en quitar el mando a Staros y en dárselo a un nuevo delfín al que también traicionará. No tendrá el menor reparo en privar de agua a sus hombres, pero al final, en su última imagen, le veremos casi roto, exhalando un largo y doloroso suspiro. Ya no oímos su voz interior. Quizá ya no le quede nada de ella.
¡Qué terrible la discusión por radio con su capitán! Se convierte en un monstruo furibundo e impotente ante una dignidad que él nunca ha sabido sostener. Sus voz más que gritar ruge. Su rostro rojo por la ira. Las venas marcando sus sienes y su cuello. Jamás en la historia del cine se ha visto a un coronel más abyecto y, al mismo tiempo, más humano.

Texto de Adrián Massanet.

A proposito del ultimo parrafo dejo la impagable escena a la que se refiere, aunque lamentablemente no la he conseguido en version original subtitulada.


1 comentari:

Fingolfin ha dit...

Un texto muy conciso y justo con el personaje.
Y que amaga grandes verdades sobre el film, como lo que comenta de la voz en off.

Su ultima escena, la del suspiro, es una obra de arte del cine, y de Nick Nolte, como actor, y Terrence Malick, como director, en particular. Todos los planos tras el mensaje que lee Sean Penn son perfectos, acompañados con la brillante musica.

Sin embargo, un apunte, puñetero si quereis. Creo que al final cede ante el protagonista interpretado por John Cusack y acaba mandando a alguien a por agua.